Un vecino localizó horas después el vehículo con las dos víctimas, que eran de Vizcaya y pasaban las fiestas en Valle de Cerrato.
ES OBVIO QUE, POR LA POCA PROFUNDIDAD DE LA BALSA, aquí NO SERVIRÍA UN MECANISMO AUTOADRIZABLE, y menos si el coche estaba al revés .
Aunque habían nacido en el País Vasco y residían allí, eran parte de esa generación de emigrados que no olvidan las raíces de sus antepasados. Es más, de quienes hacen todo lo posible por mantenerlas vivas. Tanto que cada puente festivo, vacaciones o incluso numerosos fines de semana no valía la pereza como excusa para hacer más de un par de cientos de kilómetros y llegar desde Vizcaya hasta Valle de Cerrato, de cuyas fiestas estivales eran los máximos organizadores. Este municipio cerrateño, de escasos 85 habitantes, hacía felices a Jon y a Josu, dos chicos a los que separaban doce años, pero a los que les unía con fuerza su cariño hacia el pueblo de sus padres y abuelos, en el que habían compartido tantas fiestas y veranos y cerca del que ayer perdieron la vida.
Y precisamente estaban compartiendo otra jornada festiva, la del cumpleaños de Jon L. U., que el mismo miércoles alcanzó los 45. Él había llegado a Valle de Cerrato con su esposa y su niña a media tarde de Matiena-Abadiño (Vizcaya), donde desde hace algo más de un año regentaba un bar. Los vecinos le esperaban, igual que lo hacían en otros puentes festivos, así que muchos recordaban ayer que habían estado por la tarde con él.
El otro chico, Josu G. B., de 33 años, llegó con sus padres y hermanos hacia las once de la noche a Valle de Cerrato. Venían de Bilbao, donde residían y donde trabajaba en un negocio familiar de chatarrería. Un par de horas más tarde, para verse como en otras ocasiones y para celebrar el cumpleaños de Jon, decidieron ir a tomar algo, comentando a sus familiares que se acercarían hasta Cevico de la Torre o hasta Dueñas para aprovechar y ver a otro amigo.
Pero la fiesta se truncó casi de inmediato. Cogieron el coche, un Ford Fusion matrícula 7210DRD, por la carretera P-110 y al parecer no pararon en Cevico de la Torre, sino que siguieron hacia Dueñas. Esa carretera provincial del Cerrato por la que tantos pequeños viajes habían compartido, justo en el kilómetro 0, en el cruce con la P-102, que limita con la provincia de Valladolid, se convirtió en fatal e hizo que el coche se saliera de la vía por la margen izquierda y volcara posteriormente. Las primeras hipótesis apuntan a que el conductor no respetó el Stop ubicado en el cruce, siguió en línea recta y colisionó más adelante contra la esquina del muro.
La adversidad provocó además que el coche, que era conducido por Jon, cayera a un ramal del arroyo de Cevico que conforma una balsa en las inmediaciones del colegio Verbo Divino, hoy convertido en residencia para ejercicios espirituales. Pero la balsa, de cuya agua se ha nutrido la congregación para sus huertos, está rodeada de maleza, lo que impide que sea vista incluso desde el mismo punto de la carretera donde el coche de los dos amigos se salió de la vía.
Llamadas a móviles
Y esa escasa visibilidad es lo que demoró ayer el hallazgo del coche con la desgracia añadida de que los jóvenes perdieron la vida en el siniestro. Ambas familias llevaban horas buscándoles, desde primera hora de la mañana cuando se percataron de que no habían regresado a casa. Las innumerables llamadas a sus teléfonos móviles no habían tenido respuesta. Cevico de la Torre, Dueñas y Venta de Baños fueron los municipios que familiares y amigos rastrearon en busca de pistas, pero sin éxito. Incluso alguno pasó por el fatídico cruce en el que tuvo lugar el accidente, pero la maleza le impidió ver las ruedas del coche que medio flotaba boca abajo en la balsa.
Fue a las 14:10 horas cuando un vecino de Dueñas, que accedía a una finca cercana, pasó por el lugar y vio esas ruedas. Entonces, dio aviso al Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León, desde donde se informó del incidente a la Guardia Civil de Palencia, a los bomberos de la Diputación de Palencia, al centro coordinador de Emergencias (CCE) y a Emergencias Sanitarias-Sacyl.
Acudieron al lugar del siniestro los bomberos de Venta de Baños, que participaron en las tareas de rescate de los cadáveres. Inicialmente encontraron a uno más a flote, el del conductor, del que la autopsia y el análisis de los cinturones de seguridad determinarán si intentó salir del agua o había fallecido ya por el impacto.
Posteriormente, cuando los bomberos detectaron la existencia de otro cuerpo en el interior del vehículo, utilizaron una grúa pluma para levantar el coche y poder acceder con más facilidad. Tuvieron además que vaciar la balsa y romper el asiento del copiloto para extraer el cadáver. Las tareas, en las que también estuvieron presentes efectivos de la Guardia Civil y miembros del Instituto Anatómico Forense, se prolongaron durante tres horas. Familiares, amigos y vecinos de la comarca se acompañaron el «duro trance», según definió el propio alcalde de Valle de Cerrato, Santiago Beltrán, muy afectado por el suceso al tratarse de dos chicos que eran «como del pueblo».
Los cadáveres fueron trasladados al Tanatorio de Palencia, donde al final de la tarde estaba previsto practicarles la autopsia, que determinará principalmente si murieron por el impacto o por ahogamiento y la hora del siniestro, si bien las primeras hipótesis apuntan a que se produjo poco después de la una de la madrugada, cuando salieron de Valle de Cerrato.
Todo el pueblo, igual que la comarca, se encuentra a la espera de la decisión de los familiares respecto a los funerales. Aunque presumiblemente los cadáveres serán trasladados hasta Matiena-Abadiño y Bilbao para su despedida final, Valle de Cerrato también quiere tributar un cariñoso adiós a Jon y a Josu por lo que en sus vidas han significado para la historia de este rincón del Cerrato.